es Robbie de 1940, la primera historia de robots concebida por Isaac Asimovse optó por ir a contracorriente con respecto a los colegas de la época y escribir una historia de ciencia ficción que abandonara el complejo frankenstein para un acercamiento empático a lo que hoy llamaríamos “inteligencia artificial” y su relación con la humanidad. Cuando el editor Juan Campbell lo rechazamos para la revista **Historias asombrosas de superciencia ** dirigido por él, Asimov no tuvo más remedio que traerlo a la competencia, Súper historias científicasdonde cambiaron el título original en contra de su voluntad. Robbiefue posteriormente recuperada por el mismo autor que incorporó la historia a su icónica catedral literaria, titulada tu robot publicado por primera vez en 1950. Sin embargo, esta primera historia se atribuye a Campbell y al propio Asimov, entre quienes existía una relación mentor-alumno no exenta de gran admiración mutua, para entablar una conversación que desembocaría más tarde en el famoso Tres leyes de la robóticasin duda una de las mayores aportaciones de Asimov a la cultura popular, a la literatura de género e incluso a la gran historia de la ciencia, de la que siempre se declaró alumno perpetuo.
es Yo, Asimov: Memoriaslibro que, por poner un ejemplo de la actualidad del genio de la literatura de ciencia ficción, acaba de ser reeditado y retraducido en España por Ediciones Arpa después de haber estado agotado nada menos que en el año 2000, el autor recuerda con cariño al hombre que abrió las puertas de la revista Asombroso cuando solo tenía 18 años: «John Wood Campbell Jr. (…) solo tenía nueve años y medio más que yo, aunque cuando lo vi por primera vez pensé que no tenía edad». Más tarde lo describe como «la mayor autoridad de su género que jamás haya existido», aunque esta autobiografía de Asimov también contiene palabras llenas de sincera generosidad hacia Roberto Anson Heinlein, Lyon Sprague de Camp, Teodoro Esturion y otros compañeros de la época dorada de la pulpa de ciencia ficción. Sus páginas lo describen como un humanista que nunca perdió el interés por aprender de sus contemporáneos, lo que se puede atribuir a su principal característica: la curiosidad. El El guardián No mentía cuando describía estas memorias como “un mon apasionante sobre la ciencia, la escritura y la vida”, porque en cada una de sus páginas se respira una verdadera pasión por el conocimiento, entendido como un elixir secreto sobre el sentido de nuestra existencia.
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Frente a más de 500 libros publicados durante seis décadas, uno puede imaginar que Isaac Asimov Siempre caliente en su casa, conectado a un procesador de textos escondido en un cuarto oscuro como boca de lobo para no distraerse con la vista de Central Park desde la que se asomaba su apartamento, con las antenas sintonizadas en la estación de radio de un retador presente cada vez más tecnológico. Tanto sus robots positrónicos como las novelas de Base, quizás una de las obras de ciencia ficción con visión de futuro más predominantes de todos los tiempos, supo leer el presente en términos de futuro. En cualquier novela, a menudo se prevén acontecimientos que habrían tardado décadas en convertirse en parte integral de nuestra realidad cotidiana. Por ejemplo, en su Visita a la Exposición Universal 2014que apareció en New York Times el 16 de agosto de 1964, poco después de la apertura de 140 espléndidos pabellones de Nueva York en Flushing Meadows, Asimov anunció por los restaurantes que sirvieran “simulacro de pavo y pseudo bistec” como resultado del impacto ambiental de la agricultura animal. Incluso cuando no logró su objetivo, estaba absolutamente convencido de que el auto volador se convertiría en una realidad en la década de 2010, el autor de la novela. el sol desnudo (1953), precuela de la ciclo de fundacióntuvieron pequeñas pistas fuera de contexto que podrían ayudarnos a comprender el momento actual, con ChatGPT, DALL-E 2, el posible éxodo espacial de multimillonarios, la aceleración del cambio climático y la conducción autónoma como nuevas fronteras.
Volver a leer historias como **¡Mentirosos! **(1941), presente en la colección tu roboten el que un robot entra en un laberinto moral en el que no tiene mas remedio que cerrar sesion, o el hombre bicentenario (1976) en plena era OpenAI no es un mero pasatiempo intelectual. Asimismo, las memorias de Asimov ofrecen una compañía óptima en este período de cambios tectónicos brutales y pérdida de certezas. Siempre generosa, la letra gigante es un faro indispensable y nos ayuda a intentar comprender el futuro desde un punto de vista radicalmente humano, porque nuestra naturaleza es lo único a lo que nunca podemos renunciar.
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