«El consumo excesivo vampírico está drenando la sangre vital de nuestro planeta: el agua». Estas palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, pronunciadas en un discurso en febrero, reflejan el creciente reconocimiento internacional de que sin nuevos compromisos importantes sobre la gestión, el acceso y la calidad del agua, toda la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 podría estar en peligro.
El Día Mundial del Agua, celebrado el 22 de marzo, este año coincide con el inicio de la Conferencia del Agua de la ONU 2023, una oportunidad clave para unir al mundo en torno a la solución de la crisis del agua y el saneamiento. El día también es testigo del lanzamiento del Informe sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, el informe insignia de ONU-Agua sobre cuestiones relacionadas con el agua y el saneamiento, titulado provisionalmente Acelerar el cambio a través de asociaciones y cooperación.
Un requisito previo para el progreso en la agenda es información precisa, unificada, localmente relevante y oportuna nacional e internacional sobre cuerpos de agua para informar la toma de decisiones. Sin tales datos no es posible saber si nos estamos moviendo lo suficientemente rápido en la dirección correcta.
Poco antes de la conferencia, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzó Midiendo el Progreso: Los ecosistemas relacionados con el agua y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que encuentra que ha habido una mejora en la disponibilidad de datos para los 92 indicadores de los ODS relacionados con el medio ambiente, pero también expone algunas de las debilidades en los datos relacionados con el agua.
Gracias a que más países proporcionaron datos adicionales, en 2022, los indicadores con datos suficientes para analizar se estimaron en un 59 %, frente al 42 % en 2020 y el 34 % en 2018.
Los informes mejorados se relacionaron principalmente con los ODS 6 sobre agua dulce, 7 sobre energía, 12 sobre consumo y producción sostenibles, 13 sobre cambio climático, 14 sobre vida debajo del agua y 15 sobre vida en la tierra, con la mayor mejora en la disponibilidad de datos reportada en América Latina. Regiones de América y el Caribe, África del Norte y Europa.
Esta mejora en la disponibilidad de datos se debe a una inversión sostenida por parte de los países en sus sistemas estadísticos nacionales para recopilar y reportar datos para los indicadores de los ODS como parte de sus programas de desarrollo sostenible, respaldados por los esfuerzos de desarrollo de capacidades del PNUMA y otras agencias de custodia, dice el informe.
Al mismo tiempo, el informe expone algunos de los vacíos de datos críticos en los ecosistemas relacionados con el agua y ha cuestionado la idoneidad de algunos indicadores para detectar cambios significativos en la salud de los ecosistemas relacionados con el agua dulce y el mar. El análisis del ecosistema relacionado con el agua dulce se limitó a las interconexiones entre varias métricas del área de agua dulce dentro de cada país, con información limitada/disponibilidad de datos sobre la calidad del agua. De manera similar, la falta de datos desagregados a nivel de cuenca restringió la capacidad de evaluar de manera significativa los ecosistemas costeros.
«En el futuro, puede haber oportunidades para utilizar aún más la ciencia ciudadana, las imágenes satelitales, el monitoreo in situ de bajo costo y los grandes datos para medir mejor la calidad y/o el volumen del agua dentro de varios cuerpos de agua», dice Therese El Gemayel, coordinadora principal y un autor principal del informe.