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El día en que me sentí amenazada por la inteligencia artificial

19 de abril de 2023

MÉXICO.- Me encontré en una conferencia de prensa cuando llegó un mensaje de WhatsApp de mi colega Axel Méndez, guionista de un podcast para el cual colaboro. Era el enlace de un artículo periodístico sobre la primera presentadora de noticias en México creada con Inteligencia Artificial (I A).

Nat, es una la creación de un grupo de ingenieros en Grupo Fórmula, uno de los más importantes en radio y televisión del país. Es delgada, morena de ojos cafe oscuro, cejas anchas y cabello negro. Pensé que tenía cierto parecido físico conmigo y seguí leyendo que los Los desarrolladores habían invertido un mes y medio para darla a luz.

Mi lectura tomó un tinte comparativo. A mi madre le tomó nueve meses solo la gestación, luego poco más de veinte años de alimentación y cuidados paternos y sociales hasta mi graduación como periodista, un proceso certeramente idéntico al de Antonio Valerio y Marina Nuñez, a quienes suplió a Nat en el segmento matutino y las cápsulas de redes sociales de Fórmula.

Valerio y Núñez, se tomó su desplazo como “un reto” y siguió para adelante en otras áreas de la empresasegún detallaba la información de la nota enviada por Axel acompañada con tres palabras: “Para abrir debate”.

Hasta ese 24 de marzo de 2023, la IA me pareció un recurso más aliado que rival, pero ese día apariencia mas complicada para el gremio y por eso fui a buscar más información al ciberespacio para esta crónica.

En el sitio web Sendero del Peje, de Televisa, la nota titulada “¿Es NAT de Radio Fórmula una amenaza para los presentadores humanos?” atizaba la incertidumbre y desazón y, a la sazón, decía: “Es un hecho que la Inteligencia Artificial IA, ayudó en la creación de cientos de empleos, sin embargo, su aparición también condena a desaparecer a otras millas.

“Desde robots, hasta tecnología más compleja hecha con Inteligencia Artificial, han comenzado a desplazar al trabajador humano”.

¡Válgame, Dios! Seguí googleando y encontré que el Instituto Tecnológico de Massachusetts hizo un estudio en el cual encontró que antes, “las computadoras eran poderosas, pero solo hacían de manera robótica lo que los humanos las programaban para hacer. En cambio, ahora, la inteligencia artificial es adaptativa, aprende y es capaz de resolver problemas de manera flexible”.

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La conclusión del estudio era que la Inteligencia Artificial es el equivalente a un recién graduadoun pasante muy preparado que aún no tiene la experiencia para saber cómo aplicar lo que sabe, pero conoce todas las palabras, ha leído todos los libros y puede avanzar.

El MIT también me hizo saber quiénes eran los principales “alumnos brillantes”:

“Chat GPT (Transformador Preentrenado Generativo)”desarrollado en 2022 por la compañía estadunidense OpenAI, fundada por Elon Muk, especializada en el diálogo; «Copiloto»hijo de Microsoft al fusionar su paquete de Office con los códigos de procesamiento de datos de la IA, así como “Tongyi Qianwen”de la empresa china Alibaba que escribe invitaciones, planifica viajes y aconseja con las compras.

¡Ajá!, ahí estaban, entonces, ¿Qué profesiones estaban amenazando? ¿Qué es la inteligencia artificial exactamente? ¿Cuáles son sus ventajas, desafíos, límites?

Decidí tomar al toro por los cuernos y me metí al Chat GPT (en el link https://openai.com/blog/chatgpt), el más famoso de estos días porque presentó a mediados de marzo una versión mejorada que procesa imágenes y promete cosas como que si yo subo una imagen de mi cocina puede enviarme opciones de recetas y las instrucciones de cómo hacer el paso a paso.

Me inscribí al GTP con los datos de cuenta de mi correo electrónico y… ¡listo! Ahí estaba yo frente a frente con mi “competencia” o lo que fuera y, como no me gusta darle rodeos a las cosas, le pedí que escribiera un artículo periodístico sobre la amenaza de la IA a ciertas profesiones.

“¡Claro! estaré encantada de ayudarte”, dijo.

Me gustó su amabilidad y disposición para hacer las cosas. Inmediatamente vi en la pantalla de diálogo que GTP escribió a toda velocidad y lanzó párrafos. En menos de un minuto estaba su propuesta: “El impacto de la inteligencia artificial en el mundo laboral: Trabajos que podrían ser eliminados y oportunidades emergentes en los medios de comunicación”.

Me pareció un título más digno de tesis universitaria, pero admiré como periodista que pusiera las dos versiones, lo bueno y lo malo de un temauna exigencia que a veces pasan por alto algunos medios de comunicación aliados u opositores al gobierno, periódicamente.

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GPT, en cambio, reconocía que la IA “tiene el potencial de automatizar o reemplazar varios trabajos humanos” en la fabricación y montaje; en el transporte y logistica; servicio y atencion al cliente; analistas financieros y de datos y en la industria y atencion medica.

Luego acoto que, siempre faltaría el humano para darle el sesgo emotivo o de interpretación a la información. “Se necesita de ambas partes”, puntualizó.

En este punto, salí un momento del chat para buscar otras opiniones que no me daba GPT. A través de Google encontré que la Universidad de Pennsylvania en su estudio GPTs are GPTs: An Early Look at the Labor Market Impact Potential of Large Language Models había sido más concreta para señalar las profesiones amenazadas:

Contadores, analistas financieros, escritores y autores; diseñadores de interfaces web y digitales, taquígrafos de la corte, traductores simultáneos, correctores de redacción y estilo; periodistas y asistentes administrativos. No se mencionaron las nuevas demandas laborales que surgirán por el uso de IA.

GPT dijo que Harán falta desarrolladores especializados en la construcción, entrenamiento y mantenimiento de modelos de IA, gente especializada en ética; más especialistas en datos, seguridad y privacidad cibernética así como consultores de estrategia y especialistas en experiencia del usuario de IA.

Después de una hora de chatear con GPS yo me senti su amiga y le preguntaba cosas para sacarlo de su zona de confort. Cuestioné su opinión acerca de las otras empresas que son su competencia y respondió políticamente correcta: que eran otras IA; Cuestioné por qué redundaba en su redacción y por qué era tendencioso.

Respondió paciente y sin molestias que tiene sus “limitaciones”, dijo: “Hay posibilidad de que genere respuestas incorrectas o sesgadas por la falta de comprensión profunda del contexto (nótese que no dijo que podría ser causa de una pregunta mal planteada) y mi dependencia excesiva de la base de datos”.

Finalmente decidí hacer la prueba de fuego. ¿Podrías redactar un artículo con toda esta información más otra que yo investigue?

Agrega los estudios del MIT y la Universidad de Pensilvania y una entrevista que hice a Aldo Gutiérrez, un periodista que trabaja en multimedia de Grupo Fórmula.

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Aldo me dijo que Nat, al final de cuentas, no era tan popular como los presentadores de carne y hueso porque al público le seguía pareciendo muy robotizada y que por eso aún no le dieron la responsabilidad de presentar un programa completo y, por lo tanto, no se sintió ninguna amenaza interna, como se decía por ahí.

“Comparando con ejemplos del pasado, como el cine que se decía que iba a desaparecer al teatro, o los libros que se decía que iban a desaparecer con los iBooks y no ha pasado nada de eso, más bien, la tecnología ha enriquecido a la industria de los medios de comunicación”.

Esto lo resumí en unos minutos para este texto. Mientras tanto GPT hizo una nota con la información de Aldo en siete párrafos redundantes. Le pedí que lo resumiera y me hizo cuatro párrafos y el proceso se repitió hasta que quedó en dos, pero saltó datos y tuve que ir a la transcripción de la entrevista para incluirlos.

Al final tardamos lo mismo con la desventaja de que GPT no actuaba solo: yo tenia que darle instrucciones.

Concluí que, efectivamente, mi GPT estimado (le agarré pronto cariño) redacta como un muchacho recien egresado de la universidad y necesita ayuda.

Cuando intenté hacer el artículo completo con toda la información colapsó: me escribió con letras rojas que era “demasiados” datos y se negó a redactar por más que insistí. Ni siquiera me dejó escribir una amenaza de despido. No le importó.

Entonces supe que era tiempo de dejarlo en paz y tomar el control como humano y así complementar a la IA. Le di las gracias porque, efectivamente, me ayudó. Y mucho.

“Es un excelente asistente”respondí a mi colega Axel Méndez.

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