Actualizado el Domingo 14.5.2023
8:29
Nuevamente una tecnología parece desafiar la escuela. El ChatGPT puso a las instituciones ya los docentes a tratar de entender, debatir, analizar qué hacer con esta innovación, teniendo en cuenta que no es una más en el haber sino que ya se sitúa en el campo de la Inteligencia Artificial (IA). Aunque todavía en una fase muy inicial, la IA está llamada a protagonizar una «revolución» similar o mayor a la que en su momento permanecerá Internet, según vienen advirtiendo algunos expertos.
El ChatGPT es un prototipo de chatbot (bot de charla o conversacional) de inteligencia artificial desarrollado en 2022 y que se especializa en el diálogo. A estos chats (hay varios) se le pueden hacer preguntas de cualquier tipo y obtener respuestas en cuestión de segundos, por lo cual en materia educativa podría llegar a tener un impacto importante.
En una de las secundarias se trabaja en educar para una «ciudadanía digital», incentivando el uso crítico de las tecnologías. Credito: Mauricio Garin
En la mayoría de los colegios secundarios de Santa Fe aseguran que su uso es «incipiente» por parte de los alumnos y que aún no desembarcó de forma masiva en las aulas, aunque ya hay varios que están desarrollando proyectos educativos con el chat. Además, en las escuelas van surgiendo interrogantes que se discuten institucionalmente o bien entre los docentes: ¿Puede esta nueva tecnología hacer la tarea que en realidad no resolverá los alumnos? ¿Cómo darse cuenta de si una consigna la resolvió el estudiante o el chatbot? ¿Es una innovación que los docentes podrían aprovechar en las escuelas o, por el contrario, se sienten amenazados?
«Es bastante reciente todo y los estudiantes también lo están descubriendo ahora. No creo que la mayoría de los alumnos lo estén usando. Pero quizás en agosto la situación pueda cambiar porque avanza muy rápido», sostuvo Silvina Dardel, directora de la escuela pública Juan Bautista Bustos. Igualmente, aseguró que en su institución, desde principios de año, se puso el tema en debate. «Con los profes empezamos a compartir información, algunos análisis que encontramos y de qué manera va a influir en la escuela secundaria. Impedir su uso en la escuela es imposible: la tecnología está y ellos la van a usar, o sea que lo que hay que hacer es conocerla y ver de qué manera se puede utilizar educativamente esta herramienta”, opinó.
Idioma: ¿Quién escribió esto?
En las materias de Lengua y Literatura es quizás donde más sensible se vuelve la influencia del ChatGPT debido a su capacidad para proporcionar a los estudiantes un acceso inmediato a una amplia base de información y dar respuestas elocuentes al instante. Sin embargo, es importante tener en cuenta los posibles riesgos, como la dependencia excesiva en la tecnología y la falta de interacción directa con profesores y compañeros, que pueden afectar el desarrollo de habilidades de pensamiento crítico y análisis literario.
Liliana Bosco es profesora de Letras y desde hace 20 años ejerce como docente en la EESO Nº 440 «Simón de Iriondo». Asegura que este «es el gran tema de debate» en los pasillos escolares por el «desafío pedagógico» que implica, pero dice no estar de acuerdo con las «posturas apocalípticas».
Computadoras y carpetas, una imagen que se repite en las aulas. Credito: Mauricio Garin
«Creo que esta nueva tecnología no debe verso como algo malo sino como una oportunidad para reflexionar sobre qué es importante que aprendan nuestros alumnos, características son los desafíos para ellos en la sociedad actual y futura. Lo mismo pasó con Wikipedia y Encarta, los docentes tuvimos que cambiar el enfoque de la enseñanza y reforzar los criterios a la hora de seleccionar la información. Ahora tendremos que debatir y pensar la forma en que evaluamos. Considero que el diálogo en clase es clave, porque los temas siempre se debaten y uno puede seguir y entender el proceso de aprendizaje que está haciendo el alumno», reflexionó.
En el ex Colegio Nacional desde hace 32 años se realiza un certamen literario en el que participa escuelas de toda la ciudad, y del que Bosco es una de sus organizadoras. La profesora considera que el uso de las nuevas tecnologías «no implicará que con el paso del tiempo se perderá la habilidad de redactar»; aunque señala que deben reforzar los recaudos habituales para evitar copias en los escritos: «Siempre hemos cuidado mucho los mecanismos para asegurar la originalidad. Los estudiantes escriben sus textos en forma presencial, y deben incluir una frase del escritor que se homenajea ese año, porque siempre estuvo la posibilidad de plagio, o que otro escriba el texto,, no es un problema nuevo».
Yanina Lamboglia es docente de Lengua y Literatura en dos secundarios de la ciudad y en la universidad. «No me alcanzo a dar cuenta aún, no lo pude percibir», dijo, acerca de si los estudiantes están usando el ChatGPT para resolver consignas o tareas de su materia. «En lo personal me siento un poco temerosa ante la inteligencia artificial, aunque sé que no va a suplir la mente humana, que es maravillosa. Ya sólo podría pensar críticamente lo que es».
Como docente, dijo tener en claro «que los chicos son nativos digitales y manejan las tecnologías mejor que uno. Pero en comprensión lectora o cuando hay que poner en juego la creatividad del lenguaje, no sé hasta qué punto el chat puede reemplazar eso; en cohesión y coherencia seguramente que sí. Todos son procesos que van poniendo nuevos desafíos a las escuelas, como fue la pandemia, de la cual aprendimos mucho».
Si bien aún no usa el ChatGPT reconoció que es una preocupación entre los docentes, aunque incipiente. «Creo que en las escuelas todavía estamos centrados en los problemas de la educación, en las discusiones que tienen que ver con lo que nos rodea, con lo que nos está pasando como sociedad ya nivel cultural también. Eso trae aparejado distintas situaciones que resuenan en la escuela y que hay que atender», fundamentó.
Qué pasa en las ciencias duras
El profesor de Ciencias de la Administración, Matías Altamirano, es docente en el colegio Don Bosco y en otras escuelas privadas y públicas. Lo primero que hace, desde su experiencia, es diferenciar entre instituciones cuyos alumnos tienen acceso a las tecnologías e Internet de aquellos que no, porque los primeros ya escucharon del ChatGPT, lo probaron y usan, y del otro lado de la vereda, hay mayor desconocimiento. «Es la brecha digital que quedó expuesta descarnadamente durante la pandemia», adujo.
De todos modos, indicó que su uso no está extendido, entre otras causas, porque hay estudiantes que cuando ven que para loguearse al chat les piden datos personales (e-mail, teléfono, etc), «les entra la desconfianza y se echan para atrás. explicación escrita que es distinta a ir ejemplificando y mostrando una imagen del asiento contable».
Por su parte, a la profesora de Matemática, Gabriela Minotti, algunos de sus alumnos le cuestionaron, por ejemplo, por qué seguir resolviendo las ecuaciones si la inteligencia artificial en un futuro próximo va a hacer todo por ellos. «Hablamos entonces del pensamiento crítico, de las habilidades que el álgebra puede darles: la lógica, la organización, la jerarquía de las operaciones, todo lo que tiene que ver con el desarrollo de la estructura mental», dijo.
También probó con sus alumnos el ChatGPT: «Ellos buscaron cómo resolver una ecuación, el chat les dio una serie de pasos generales y, cuando quisieron implementarlos en la consigna, se encontraron con que tenían que seguir pensando en su resolución porque no se las daba como respuesta». A partir de allí, compararon las resoluciones de una ecuación y una inecuación, dialogaron sobre por qué el conjunto de soluciones era distinto, competentes son las características que encontraron en las respuestas que les devolvieron el chat, entre otras discusiones que los llevaron a ser críticos con la informacion que muestra la tecnologia. «Creo que en otras áreas como función cuadrática puede ser interesante aplicar la herramienta, aún estoy explorando», dijo el docente de la Escuela Secundaria de la UNL.
Los estudiantes cuestionan:¿Me ayuda o me desvaloriza?
Altamirano también contó una anécdota que sucedió en una escuela pública de un barrio periférico, donde los cuestionamientos concluyeron de los propios chicos hacia esta nueva herramienta. «Estábamos viendo de redactar un proyecto para crear una cantina en la escuela y como a ellos les costaba la escritura argumentativa, les propuse usar el ChatGPT. Juntamos todas las ideas en un word y le pedimos a la inteligencia artificial que nos redacta una fundamentación del proyecto. Ese fue su primer acercamiento a la tecnología. Cuando les preguntaron qué opinaban, me encontré con que sintieron que se desvalorizaba su trabajo, cuestionaron: ‘¿entonces lo que escribimos estaba mal’. No me esperaba esta reacción porque con otros estudiantes la devolución era: ‘guaaa, me ayuda’, ‘me zafa’. Me quedé muy sorprendido».