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Lo que se puede (y no) hacer con Bard, el nuevo chatbot conversacional de Google | tecnología

13 de julio de 2023

Google acaba de lanzar Bard, su chatbot de inteligencia artificial generativa, en los 27 países de la Unión Europea y Brasil. La herramienta está disponible en 40 nuevos idiomas, como español, portugués, chino, árabe e hindi. Al igual que el popular ChatGPT, es gratuita y proporciona múltiples versiones de respuesta para una misma pregunta. Además de su capacidad para redactar textos, Bard puede leer en voz alta, de manera similar a la función que ya existe en el popular traductor de Google, y se pueden compartir sus respuestas a través de Gmail o de un enlace público. Para interactuar con Bard, es necesario tener una cuenta de Google.

A pesar de tener algunas mejoras en comparación con ChatGPT, la herramienta de OpenAI, el chatbot inteligente de Google presenta también problemas: comete errores al escribir enlaces de la web, se equivoca al identificar imágenes y ocasionalmente proporciona información sesgada o desactualizada.

Incorpora información novedosa, pero se pierde el contexto

A diferencia de ChatGPT, cuya base de datos limitada a 2021, Bard incluye información reciente de internet. Por ejemplo, ha podido explicar que hoy (13 de julio) es el último día para realizar el voto por correo para las elecciones generales en España. Debajo de la respuesta hay un icono que direcciona a los resultados de Google de la pregunta realizada.

Bard proporciona información novedosa de internet.

Pero sus respuestas no dejan de ser opinativas y poco precisas. Al preguntarle cuál es el político más influyente en España, Bard contesta rotundamente que es Pedro Sánchez. En una de sus respuestas, lo define como “un político carismático y popular que ha logrado unir un país dividido”. En otra, nombra a Pablo Casado como el segundo más destacado. Y en otra, pone en la lista a Albert Rivera Díaz, exlíder de Ciudadanos, que ha dejado la política hace algunos años.

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Permite compartir las respuestas

Una mejora notable con respecto a ChatGPT es la posibilidad de escuchar las respuestas. El bot utiliza una voz masculina que suena más fluida y menos artificial en comparación con el conocido asistente de Google Traductor. Además, Bard permite exportar su contenido a otros productos de la compañía. Al hacer clic en el botón de compartir, que se encuentra debajo de cada respuesta, se puede enviar directamente un correo electrónico desde Gmail o generar un documento en Google Docs. También es posible generar un enlace con la respuesta y compartirlo en redes sociales, por ejemplo.

Comete errores al identificar fotos

Google ha anunciado su intención de integrar Google Lens, una herramienta que permite cargar imágenes para obtener información sobre ellas, como identificar lo que representan o redactar una descripción. Esta función solo está disponible en inglés, pero no parece funcionar bien del todo. Para usarla, es necesario generar un enlace de la foto desde la aplicación de Google Fotos y enviarlo al chatbot. Al enviar una foto de la Casa Batlló, en Barcelona, ​​Bard se equivocó: sus tres respuestas señalaron lugares diferentes en el mundo, ninguno de ellos indicaba el icónico lugar catalán.

Bard se equivoca al identificar la una foto de la Casa Batlló, en Barcelona.

Bard se equivoca al identificar la una foto de la Casa Batlló, en Barcelona.

Confunde enlaces

Cuando se le pidió a Bard que proporcionara una lista de las organizaciones más relevantes en la investigación del cáncer, el chatbot presentó una lista con diferentes nombres, casi todos de Estados Unidos, a pesar de que se asegura que las respuestas se basan en la geolocalización del usuario. Sin embargo, al solicitarle las direcciones web de estas instituciones, Bard se equivocó una vez más, presentando enlaces repetidos para las diferentes instituciones. Los chatbots suelen tener dificultades con las direcciones web de internet, pero ChatGPT 3.5, la versión gratuita, ha respondido adecuadamente a la misma pregunta.

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Más preocupó con la privacidad

El retraso de Bard en llegar a la Unión Europea ―el chatbot ya funcionaba en otros 180 países― se debe en gran parte a la preocupación de las autoridades sobre la protección de los datos de los usuarios. Al abrir la página por primera vez, Bard presenta los términos y condiciones que incluyen una lista de “cosas para saber”. Primero, que Bard utiliza la ubicación y las conversaciones pasadas para “brindar la mejor respuesta”; que la información puede ser inexacta o inapropiada; que no se debe confiar para asesoramiento médico, legal, financiero o profesional; y que el usuario no debe incluir información confidencial. Además, a cada nueva vez que se abre el chat, hay un aviso de que “humanos pueden procesar las conversaciones” por lo que no se debe incluir “información delicada”.

Los usuarios tienen la opción de seleccionar la duración durante la cual desean que Bard conserve sus datos. Por defecto, Google guarda la actividad de Bard durante un máximo de 18 meses, pero se puede ajustar a tres o 36 meses, o desactivar por completo esta opción.

La empresa ha afirmado que pronto podrá ampliar su disponibilidad a otros idiomas de España, como catalán, vasco y gallego. Según el director de gestión de productos de Google, Jack Krawczyk, Bard ya tiene la capacidad de responder en estos idiomas, pero “necesitan entrenarlo para que brinde respuestas responsables”.

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